"RSD del dia 1/8/2006"
1 ago 2006
CLARIN(www.clarin.com.ar):

"Por primera vez estoy haciendo lo que tengo que hacer a mi edad"

Una noche hace dos años, Pablo Rago salía de una función de La prueba y en la puerta del teatro lo esperaban dos chicas húngaras para saludarlo y regalarle merchandising de su país: llaveritos, posavasos, postales. Eran fans de Natalia Oreiro, habían visto Kachorra (la última telenovela que protagonizó Rago, con ella) y estaban de vacaciones en Buenos Aires, visitando estudios y recorriendo el "circuito Oreiro", que incluía a todos sus galanes. Pablo agradeció los obsequios, puso uno de los llaveritos junto a las llaves del auto y esperó. Un año después (a comienzos de 2005), el primer día de rodaje de la segunda temporada de Mosca & Smith en el Once —el policial humorístico de Agulla y Baccetti que emitió Telefé— recibió un mensaje en su celular del director Juan José Campanella, que aún hoy tiene grabado: "Ya sé de Mosca & Smith, te espero todo lo que sea necesario, voy a hacer Vientos de agua y quiero ofrecerte el mejor personaje de la miniserie". Rago no sabía, entonces, que su participación en Mosca & Smith quedaría acotada a tres episodios, y mucho menos que en Vientos de agua (Canal 13) le tocaría interpretar a un húngaro. "Son esas señales que te pone la vida —recuerda—, que en el momento decís ¿qué es esto? Habré puesto mil veces los posavasos de Hungría sobre mi mesa, y cuando Campanella me dijo que mi personaje era húngaro, no lo asocié". Así fue apareciendo Juliusz, el judío húngaro que Andrés Olaya (Ernesto Alterio en su juventud) conoció en el barco en el que ambos huían de la Europa en guerra en busca de nuevos horizontes, y que, igual que él, eligió la Argentina para reconstruir su historia y su identidad. El amigo entrañable e ingenuo del asturiano duro y temperamental, el que adoptó a una niña italiana en el barco, para terminar casándose con ella. Sin duda, uno de los personajes más ricos y mejor logrados de Rago en los últimos años."Yo necesitaba este personaje, que se viera este trabajo, lo que empecé a descubrir en mí a partir de él", confiesa el actor. "Necesitaba que después de Mosca & Smith se viera mi evolución. Solamente con un personaje como Juliusz y un proyecto de esta envergadura yo podía olvidarme de Smith". ¿Cómo fue tu salida de "Mosca & Smith", en la segunda temporada?Muy dolorosa. Imaginate que yo el año pasado venía con un envión para hacer trece capítulos y una película, y al tercer capítulo me quedé sin nada. El segundo año de Mosca & Smith fue muy raro y creo que eso se vio en pantalla. Ya desde el hecho de que no estuviera (Diego) Kaplan, el director, que había sido parte del proyecto desde el principio. Era un programa que llevaba muchísimo tiempo de hacer, y no recibíamos los libros con tiempo, cuando entre una temporada y otra pasaron seis meses... Yo estaba enamorado de mi personaje, y fue tan desprolija su salida de la historia, su muerte, que me quedó una gran frustración. ¿Y qué pasó con tu relación con Fabián Vena? Ustedes eran amigos...Eramos como novios, pero no volvimos a hablar. Hace un tiempo estuve releyendo una nota que hicimos juntos, y ahí Fabián decía "Para Mosca hay tres cosas importantes: la Justicia, Smith y Roberto Carlos". Yo creo que Mosca hubiera reaccionado de otro modo ante la muerte de Smith. Con tu papel en "Vientos de agua", ¿pagaste el derecho de piso a los que todavía te ven como un "galancito"?El otro día me pasó que fui a comprar cigarrillos y el kiosquero me dice: "Che, al final resultaste buen actor, eh, yo le dije a mi señora, éste no es el que me compra los Gitanes". Yo con ese tema ya no me peleo hace rato. De hecho, nunca me peleé mucho, porque no estoy acostumbrado a recibir reconocimientos, así que no los espero. Trabajo desde hace 30 años, siempre trabajé mucho y, por ejemplo, nunca estuve nominado a un premio en TV. Me identifico con algo que dijo Darín en una entrevista: "Prefiero ser una promesa permanente a un actor consagrado". En "Vientos de agua" se te ve más maduro. ¿Te costó componer a un personaje que va envejeciendo?Creo que es el trabajo más completo que podría haber hecho como actor, poder mostrar la evolución de un personaje a lo largo de 30 años. Yo siento que viví la vida de Juliusz, que fui creciendo con él. Fue tan intenso lo que vivimos, que mi vida cambió a partir de este programa. Esta serie es lo mejor que me podía haber pasado, llegó en el momento justo, un momento de quiebre para mí, de empezar a ver la vida desde otro lugar. Yo siempre tuve la sensación de vivir adelantado, tal vez por el hecho de haber empezado a trabajar desde tan chico, de haberme hecho cargo de mi familia... Ahora siento que por primera vez estoy haciendo lo que tengo que hacer a mi edad. Pienso que la llegada de mi hijo (Vito, que tiene 4 años) también tuvo que ver con eso, con empezar a preguntarse quién es uno, de dónde viene, cuáles son sus raíces. Hay cosas que uno empieza a plantearse recién a cierta edad. A poco de cumplir los 34, Rago enhebra una anécdota tras otra, de esas que confirman que "uno ya es grande". Cuenta que mujeres casadas, con hijos, lo paran para confesarle ruborizadas "yo estaba enamorada de vos", mientras sus esposos aprueban al lado con mirada cómplice. Sin nostalgia, él admite que esas chicas "descolgaron el póster de Pablito hace rato". Tal vez por eso, porque el galancito adolescente está tan lejos como para que él pueda divertirse con el recuerdo, por primera vez después de 15 años Rago decidió volver a trabajar con Carlos Calvo —con quien a comienzos de los 90 hizo uno de los hitos de la TV, A migos son los amigos—. Convocados por Javier Faroni, harán en el verano una versión de Extraña pareja, el clásico de Neil Simon. ¿Por qué resucitar la pareja con Carlín justo ahora? Pienso que no fue casualidad. De hecho tenía otra propuesta, para hacer La muerte de un viajante, con Alfredo Alcón... Pero trabajar con Carlín es un proyecto de vida. Yo siempre supe que la única manera de volver a hacer algo con él era si me representaba algún riesgo, si se trataba de algo que me hiciera crecer. Me reuní con él, y me dijo "yo quiero disfrutar arriba del escenario lo que nunca disfruté en toda mi vida", siento que tiene mucha confianza en mí.¿Lo vivís como una manera de revivir la experiencia de "Amigos son los amigos", o de enterrarla para siempre? De enterrarla, sin duda. Es un "déjenme de joder con Amigos son los amigos...", un modo de desterrar la fantasía, porque la fantasía hace que las cosas se recuerden mejor de lo que eran. Hoy la gente habla de Amigos... como si hubiera sido no sé qué, y si lo pasaran al aire de nuevo no lo vería nadie. Era otra época, otra tele, nosotros éramos otros. Pablo habla del pasado, de la memoria, de cuándo empieza a escribirse la propia biografía. Dice que son muy pocas las cosas que no envejecen, por eso se emociona cuando ve a su hijo Vito mirando La pantera rosa, igual que él cuando tenía su edad. "Yo soy descendiente de sicilianos, mi abuela Pina tiene 85 años, yo nunca la escuché hablar en italiano, y de pronto está fascinada con Vientos de agua. No conmigo, sino con su historia. Imaginate que ella llegó a la Argentina a los 17 años, pasaron casi 70 y por primera vez está viendo su propia vida en la tele". Hace casi dos años que estás solo. ¿Tiene eso que ver con el momento particular que decís estar viviendo?Por primera vez estoy bien estando solo, esa es la diferencia, es algo que nunca pensé que me iba a pasar. Yo toda mi vida estuve en pareja, y hace dos años que con María (Carámbula) estamos separados. Pero estamos muy cerca, no tenemos régimen de visitas para Vito, no hay abogados en el medio, todo lo resolvemos nosotros, y siempre supimos que lo más importante es nuestro hijo. Creo que tener eso claro hace que uno se transforme en otra persona. Hoy siento que somos mejores personas que las que éramos cuando nos separamos. Te diría que tenemos una relación más franca, más sincera. Sabemos que podemos contar con el otro, pero de verdad. ¿Te imaginás teniendo más hijos, volviendo a formar una familia?La verdad es que primero tendría que imaginarme enamorado de alguien, no puedo pensarlo de manera independiente. Pero todavía no tengo estructura como para eso. En mi casa, por ejemplo, no tengo nadie que me limpie, cuando viene Vito estamos los dos solos, cocino yo, su ropa la lavo yo... Siento que estoy tan ocupado aprendiendo de él, que por ahora no puedo ocuparme de otra cosa. ¿Cómo es Vito?Un personaje... El otro día viene y me dice "Jugamos a Vientos de agua, me prestás tu reloj, yo soy Ernesto y vos sos Juliusz". Me mata... Tiene una vocación artística muy clara, y a la vez es completamente distinto a nosotros dos, un líder absoluto. El otro día lo llevé a una escuelita de fútbol, con chicos que no conocía, y de pronto lo veo sentado arriba de la pelota, en medio de la cancha, llamando a los demás, ordenando como si alguien le hubiera dicho que era el capitán. El es el capitán, de lo que haga, va a ser el capitán, seguro.

INFOBAE(www.infobae.com):

Carreras y Mazzarello, en plena convivencia

Victoria Carreras y Marcelo Mazzarello se encuentran protagonizando junto a Horacio Roca, Gabriela Sari y Marcelo Melingo, “Convivencia”, una obra teatral dirigida por Rubén Stella que se presenta los viernes y sábados, a las 2130, y los domingos, a las 20, en el Teatro Carlos Carella, Bartolomé Mitre 970.“Convivencia”, relata las vicisitudes de dos amigos, Enrique y Adolfo, quienes comparten sus fines de semana en una precaria casilla de una isla de Tigre. Por haber compartido tantos años de amistad poseen diversos recuerdos en común, de los cuales surgirán la hermosa y ardiente Aurora, un amor inolvidable para Enrique, y el elegante Tulio, fuente de admiración para Adolfo. Para completar esta historia, irrumpirá en la vida rutinaria y monótona de estos dos hombres una joven atractiva y muy liberal
 
posted by Television Argentina at 2:38 p. m. | Permalink |


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